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Lucila Christen además de ser una intérprete con una amplia trayectoria profesional, es la directora de la primera en empresa en Latinoamérica certificada ISO 9001-2008 en sus Servicios Integrales de Interpretación Simultánea y Traducción. Lucila lleva años estudiando la cuestión del estrés en la vida del intérprete, las siguientes son sus reflexiones en la materia.
Reflexionemos primero sobre la naturaleza del estrés. Lucila nos comenta que el estrés «es una exigencia a las capacidades de adaptación de la mente y el cuerpo». En las ocasiones en que la persona puede controlar la exigencia y disfrutar de ésta estimulación, podemos decir que el estrés es provechoso. Pero, cuando la exigencia consume nuestra energía, entonces el estrés es considerado molesto y estéril. Con esto podemos darnos cuenta que en nuestro entorno existen una serie de factores que pueden generar nuestro estrés y que llamaremos estresores.
Cuando las personas son incapaces de manejar tales exigencias de adaptación, tarde o temprano se verán afectadas tanto a nivel fisiológico que psicológico. Lucila, en sus investigaciones, encontró que «la opinión médica estima que entre el 50 y el 75 por ciento de todas las enfermedades y accidentes se relacionan con un exceso de estrés, y existen, por tanto, pocas dudas de que estas consecuencias son muy perjudiciales».
El estrés no es exclusivo de nuestra profesión, pues los estresores no sólo provienen del trabajo, también del hogar y del entorno.
ESTRÉS EN LA LABOR DEL INTERPRETE
El nivel de estrés de nuestra profesión sólo se compara con la de los controladores de tráfico aéreo, los doctores y las enfermeras en las unidades de terapia intensiva. El hecho de que no podamos prever lo que va a suceder ni anticipar las situaciones críticas o la excesiva carga de trabajo hace que nuestro trabajo sea sumamente estresante. Pero, como el resto de los seres humanos, también los factores sociales (familia, amigos) y la interacción con los colegas y subordinados nos generan estrés.
Físicamente nos afecta:
(i) La mala ventilación de la cabina
(ii) La iluminación o falta de ella
(iii) El reducido tamaño de la cabina
(iv) La acústica
(v) Los asientos incómodos
Pero también:
(i) La enorme cantidad de concentración requerida para el trabajo
(ii) La falta de consideración por parte de los ponentes
(iii) La incompetencia de algunos oradores
(iv) La necesidad de preparar las sesiones y la frecuente falta de material
(v) La falta de diferenciación de niveles de experiencia pues a menudo la tarifa es la misma para intérpretes con varios años de experiencia y los recién graduados.
(vi) La mala organización de los organizadores de eventos que provocan llamados de último minuto
(vii) Los horarios erráticos que a menudo entorpecen en otras actividades de los intérpretes
(viii) Los viajes frecuentes que en ocasiones resultan enajenantes
(ix) La falta de evaluación o de retroalimentación sincera que motivan al intérprete a avanzar en su carrera
Socialmente nos afecta:
(i) Las relaciones con los colegas
(ii) Las relaciones con los superiores o intermediarios
(iii) Las relaciones con los ponentes
Es importante subrayar que una pequeña cantidad de estrés es buena para el intérprete pues facilita la función de la memoria, al elevar el nivel basal de excitación. El problema se presenta cuando el estrés intenso, pues produce ansiedad y crea una sobreexcitación que entorpece el funcionamiento cognitivo de la persona, afectando incluso a la memoria. Por esta misma razón diferentes asociaciones se han dado a la tarea de establecer las condiciones de trabajo ideales para evitar la fatiga del intérprete, y asegurar la alta calidad de su trabajo durante el curso de un día, de una semana y del resto de su carrera». Por eso se recomienda que los intérpretes no trabajen más de 40 minutos consecutivos cuando se trate de un solo orador o de una junta breve y que se alternen los turnos de los intérpretes en periodos de 30 minutos cuando se trabaje todo el día.
Lucila concluye con esta magnífica reflexión: «las condiciones de trabajo no son un lujo, son el sostén de nuestra salud física y mental y los pilares que respaldan nuestro trabajo». Ojalá que cada vez seamos más en sumarnos a esta lucha por cuidar nuestras condiciones laborales en pro de nuestra salud y para asegurarnos un largo futuro en esta profesión.